La gestación subrogada, a pesar de la controversia que suele suscitar, es solo una más de las opciones que existen para tener un hijo mediante las tecnologías de reproducción asistida.
En la maternidad subrogada tradicional la madre gestacional es una mujer inseminada artificialmente con el esperma del padre que solicita la subrogación (o de un donante). Aporta su óvulo, por tanto, es la madre biológica del bebé, que es concebido mediante inseminación artificial o fecundación in vitro.
En cambio, en la maternidad subrogada gestacional, tanto el óvulo como el espermatozoide son aportados por la pareja que solicita la subrogación. La gestante o madre portadora no tiene ningún vínculo genético con el bebé (no es su óvulo el fertilizado), que es también, al igual que en el caso anterior, concebido mediante fecundación in vitro (FIV). La madre biológica es la que aporta el óvulo fertilizado. Actualmente este procedimiento, la subrogación gestacional, suele ser significativamente más frecuente que la gestación subrogada tradicional. Según los datos aportados por los registros consulares españoles, tanto en el 2014 como en el 2015 nacieron más de mil niños españoles mediante esta técnica, y la tendencia apunta a un claro aumento puesto que representa una esperanza para todas aquellas parejas y todas aquellas personas que anhelan ser padres o madres pero que por una serie de impedimentos no podían serlo.