Cuando las grandes multinacionales farmaceúticas realizan ensayos clínicos de fase uno, es decir, las evaluaciones experimentales de sus productos, las personas voluntarias que participan son remuneradas por prestar sus cuerpos para estos estudios. Igual sucede con las mujeres donantes de óvulos. El proceso de donación requiere un esfuerzo de dedicación y compromiso y por este motivo las donantes cobran una compensación por las molestias derivadas del procedimiento. Esta compensación económica también la reciben los donantes de esperma. La pregunta del millón es: ¿por qué hay personas que ponen el grito en el cielo si la madre sustituta, por el hecho de gestar un bebé, pueda cobrar una compensación económica por ello?.