“Son los padres a los que hay que educar” afirma Miguel González Erichsen, abogado fundador de UNIVERSAL SURROGACY, primer bufete andaluz especializado en procesos de gestación subrogada y, ante todo, un defensor apasionado de la familia y los hijos, en la entrevista concedida el pasado martes a un grupo de alumnos del grado de Periodismo.  

“Es un mito que la educación se centre en el niño, ya que cuando creemos eso, si nuestros hijos cumplen nuestras expectativas entonces nos ponemos las medallas de haberles dado una educación estupenda. En cambio, cuando no las cumplen, les echamos a ellos la culpa”.

“Siempre he creído en la educación consciente”, prosigue González Erichsen, que en sus comienzos profesionales, antes de establecerse como abogado, trabajó como profesor durante varios años. En ese tiempo tuvo la oportunidad de entrar en contacto con muchas familias y de dicha labor ha extraído su experiencia en el campo educativo. “Pienso que es a los padres a quienes es preciso educar”, insiste. “En lugar de poner bajo escrutinio a nuestros hijos, debemos ponernos a nosotros mismos. Los mejores resultados se suelen conseguir cuando nos concentramos en nosotros en vez de en nuestros hijos.

González Erichsen conversa a menudo con sus clientes acerca del tema de la educación de los hijos, su gran pasión. “Una vez tengo confianza con ellos suelo preguntarles que me describan su infancia. Muchos de ellos y ellas me comentan que su padre o su madre o ambos solían enfadarse porque no había salido como él o ella imaginaba. A pesar de tener entre 35 y 50 años estas personas todavía arrastran el recuerdo de sentirse rechazados por no encajar en la “plantilla” que sus progenitores se habían formado”.

“Al tener un hijo nos vemos ante una nueva experiencia que reactiva el dolor de nuestro pasado. Este dolor residual, enterrado durante años por no saberlo gestionarlo correctamente –y aquí González Erichsen subraya la enorme importancia de acudir a expertos en psicología- aflora con fuerza cuando nos convertimos en padres y madres, haciéndonos reaccionar en muchas ocasiones de la forma menos adecuada, por lo general sin que nos demos cuenta.

“Educar conscientemente significa que nuestros hijos e hijas actúan como espejo de lo que no vemos en nosotros mismos. La paternidad hace aflorar el dolor no procesado y muchas veces reaccionamos de manera irracional ante su conducta”.

“En vez de enfocar nuestra atención en los fallos (reales o percibidos) de nuestros hijos e hijas, en lugar de tratar de “arreglarlos”, creo que algo muy positivo y que ayudaría a resolver muchos de los problemas que actualmente existen en las familias, es centrarnos en nuestro interior, enfocando la atención en lo que nuestra propia psique debería solucionar”.

“En vez de enfocar nuestra atención en los fallos (reales o percibidos) de nuestros hijos e hijas, en lugar de tratar de “arreglarlos”, creo que algo muy positivo y que ayudaría a resolver muchos de los problemas que actualmente existen en las familias, es centrarnos en nuestro interior, enfocando la atención en lo que nuestra propia psique debería solucionar”.

 

 

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